Los primeros mensajes cifrados datan del siglo V antes de Jesucristo; ya entonces los espartanos usaban la escítala para ocultar las comunicaciones. El método consistía en enrollar una cinta sobre un bastón y posteriormente escribir el mensaje en forma longitudinal. Después la cinta se desenrollaba del bastón y era enviado mediante un mensajero; si éste era atrapado por los enemigos, sólo obtendrían un conjunto de caracteres sin sentido. El receptor sólo podría interpretar el mensaje siempre y cuando tuviese un bastón similar al que se utilizó para ocultar el mensaje, es decir una vara con el mismo diámetro.
A mediados del siglo II antes de Cristo, los griegos desarrollaron otro método conocido con el nombre de quien se cree que lo desarrolló, el historiador Polybios. El cifrado consistía en sustituir cada letra del mensaje original por el par de letras o números que indicaban la fila y columna en la cual se encontraba.